miércoles, 18 de abril de 2012

PREJUICIOS

A juzgar por los resultados de una encuesta reciente sobre niños en edad escolar de todo el país, el futuro de India se perfila sombrío; una alta proporción de niños y adolescentes muestran claros prejuicios de género, así como intolerancia cultural y religiosa. Un total de 23.000 alumnos de 4º y 6º curso de Primaria y de 2º de ESO, participaron en el estudio, que se centró en actitudes y valores. Los resultados fueron desalentadores.

- Desigualdad de género

Alrededor del 40-43% de los estudiantes cree que la educación de una niña no es tan importante como su responsabilidad hacia su familia. Si hay que elegir entre educar a un niño o una niña, la primera opción es claramente preferida. Algunos alumnos opinan que, a largo plazo, educar a una niña es un desperdicio de recursos. Alrededor del 15% de los estudiantes de 2º de ESO cree que las niñas suelen ser una carga para sus padres. Sin embargo, el 35% de los alumnos de 4º de Primaria y el 47% de los de 2º de ESO, consideran que tanto los niños como las niñas son igualmente capaces, pero el 15-20% de los estudiantes de estos dos cursos piensan que la capacidad está determinada por el género.

Los resultados apuntan a una tendencia profundamente arraigada contra las niñas, incluso entre estudiantes de familias educadas y de estratos socio-económicos altos.

- Inmigrantes

Casi el 60% de los estudiantes se muestran reacios a aceptar a inmigrantes de otros estados, ya que consideran que éstos roban puestos de trabajo a la población local y son una fuente de desacuerdos comunitarios. Sólo el 29% cree que todos los indios pueden vivir y trabajar libremente en cualquier estado.

Aunque casi la mitad de los estudiantes encuestados cree que las personas se acercan unas a otras a través del respeto mutuo y la comprensión, la otra mitad tiene ideas preconcebidas sobre personas de otras religiones, y piensa que las diferencias religiosas importan y deben ser defendidas con la violencia, si fuera necesario.

- Falta de empatía para personas con capacidades diferentes

Una gran mayoría de los estudiantes (70-80%) ven a las personas con capacidades diferentes como difíciles de tratar, infelices o con bajo rendimiento académico. Sin embargo, los estudiantes mayores, un 21% en 4º de Primaria y 29% en 2º de ESO, están mejor dispuestos a aceptar a los estudiantes 'especiales'. Alrededor del 60% de los estudiantes no están sensibilizados hacia las personas afectadas por el HIV, y carecen de información sobre el mismo.

Esto podría deberse a que los programas de sensibilización no están llegando efectivamente a los niños, según los expertos.

Una vez más, son los educadores -padres y profesores- quienes tienen la clave para promover un cambio en la forma en los jóvenes ven y tratan a las niñas y a las minorías. Sin una comprensión e inculcación posterior de valores diferentes y más justos, las viejas actitudes discriminatorias continuarán sin transformarse.


Fuente: Pune Mirror


lunes, 9 de abril de 2012

ABUSOS Y TRADICIÓN


Según la última Encuesta Nacional de Salud Familiar, más de un tercio de las mujeres indias ha experimentado alguna forma de abuso por parte de sus maridos - empujones, bofetadas, puñetazos, patadas, asfixia o quemaduras. Los activistas dicen que las cifras reales son mucho mayores, pero a pesar de que hay más conciencia y leyes sensibles al género, pocas mujeres están dispuestas a hablar abiertamente sobre la violencia que sufren a manos de quienes supuestamente las aman.

A pesar de que la violencia física y sexual contra las mujeres existe en todo el mundo, su grado de aceptación en India es incomprensible. La Encuesta de Salud encontró que al 51% de los hombres indios y al 54% de las mujeres indias les resulta justificable que un hombre le pegue a su esposa. Por otra parte, el silencio que envuelve a estos abusos contribuye perpetuar su aceptabilidad; no el comprensible el silencio de las mujeres que tienen miedo, sino el silencio de familiares, amigos, vecinos e incluso transeúntes, que optan por hacer la vista gorda.

Los llamados "asesinatos por honor" y "por accidentes de cocina" se han arraigado en una cultura donde el valor de una mujer está vinculado a la reputación de su familia y a una tradición de una fuerte dote. En 1995, la revista Time informó que las muertes por dote en India aumentaron de 400 al año en la década de 1980, a alrededor de 5.800 al año a mediados de la década de los 90. Prender fuego a una mujer que no ha pagado la dote completa y luego culpar de su muerte a "un fuego en la cocina" ha sido reconocido como un importante problema de salud pública en India.

Se cree que los altos niveles de violencia de género que persisten en India se deben principalmente a creencias discriminatorias antiguas y profundamente arraigadas. A pesar del impresionante crecimiento económico del país y de su exposición al "liberalismo occidental", las mujeres siguen siendo, en gran medida, vistas como objetos. La mayoría de las víctimas son mujeres sin educación y de entornos sociales desfavorecidos, lo que refuerza la percepción general de que la violencia doméstica es más generalizada en los grupos de menor nivel socioeconómico.

Sin embargo, las mujeres profesionales de India también se enfrentan a tales abusos, pero rara vez hablan de ellos. Algunas mujeres casadas tienen miedo de ser acusadas de "dividir a la familia" y se espera que soporten los abusos sin rechistar, mientras que las mujeres solteras se preocupan por ser vistas como "débiles", en su lucha por abrirse paso en profesiones dominadas por hombres.

Por un lado, la tradición, la pobreza, el analfabetismo, la falta de aplicación de leyes sensibles al género, y las pocas oportunidades de empoderamiento para mujeres, han permitido que la violencia contra ellas esté descontrolada. Por otro lado, la falta de educación consiente y perpetúa estos crímenes de forma implícita. Por tanto, es evidente que una transformación profunda de creencias culturales que permita a las mujeres reclamar su propia voz y su dignidad, sólo puede llevarse a cabo mediante persistentes procesos de educación innovadora que empiecen por los niños, y que tales procesos deben ser accesibles a todos los niños, sin importar su estatus social.


Fuentes: BBC News, Wikipedia

martes, 3 de abril de 2012

LA CENA DE LAS LENTEJAS


El pasado 24 de marzo se realizó una presentación de Fundación Asha-Kiran en Premià de Dalt (Barcelona), en el local de la Asociación Solidaritat de Premià de Dalt.

La Asociación Solidaritat celebra cuatro cenas durante el año, a través de las cuales contribuye a divulgar la labor de varias ONG que trabajan en países con colectivos desaventajados, además de captar fondos para los proyectos de dichas ONG. Esta cena se llama “El Sopar de las Llenties”, ya que, según la costumbre, una persona de la Asociación cocina una olla de lentejas, y cada persona lleva un bol y una cuchara. Las cenas son diferentes según la estación del año con la que coincidan.

En esta ocasión, unas 30 personas escucharon con mucha atención la presentación de los proyectos de Asha-Kiran, y se sorprendieron al proyectarse los videos de la Fundación. Esto dio pie a un debate muy interesante en el tiempo dedicado a preguntas, que se alargó un poco más de lo acostumbrado.

Tanto la cena como la presentación fueron muy gratificantes por su calidad humana, ya que todo el mundo contribuyó con algún delicioso manjar. También se pusieron a la venta objetos de India y una pequeña colección de fotografías de la infancia en India, realizada por Uttam Módenes, Presidente de Asha-Kiran.

Salila Riera – Colaboradora de Asha-Kiran


domingo, 1 de abril de 2012

EDUCACIÓN PARA ADOLESCENTES


India es el país con la mayor población adolescente del mundo: 243 millones de chicas y chicos. Según el Informe de UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia 2011, esta cifra representa el 20% de todos los adolescentes del mundo. Para una nación en claro proceso de crecimiento económico, estos datos deberían resultar esperanzadores, si no fuera porque India posee también uno de los peores estándares de vida para este grupo, tanto en materia de salud como de educación: el 56% de las niñas de entre 11 y 19 años y el 30% de los niños en este mismo grupo de edad sufren de anemia, el 47% padece desnutrición y casi el 40% no va a la escuela.

Evidentemente, en India, las acciones orientadas a este grupo de la población resultan especialmente necesarias y urgentes. A través del proyecto Desarrollo Comunitario en Hadapsar, Asha-Kiran tiene la oportunidad de llegar de forma directa a 70 adolescentes de ambos sexos. Para ellos, se organizó el programa de Educación Adolescente, un conjunto de sesiones dirigidas por Deepti, nuestra Trabajadora Social, con el objetivo de ofrecer a este grupo de chicos y chicas las herramientas necesarias para pensar su situación (en la comunidad y en la sociedad en general) y actuar sobre ella, modificándola cuando atente contra sus necesidades básicas o su integridad física y moral.

En India, las y los adolescentes tienen que combatir problemas como la desnutrición y la anemia, el embarazo adolescente (y todas las complicaciones asociadas a él: una mayor mortalidad materna e infantil), enfermedades de transmisión sexual incluyendo el VIH, el abuso de drogas, el abandono escolar, el analfabetismo, la depresión, el suicidio, las agresiones físicas y la violencia sexual. Por ello, durante las ocho sesiones programadas para el periodo 2011-2012, Asha-Kiran optó por enfocar, uno a uno, los temas más urgentes. En primer lugar, se trataron en forma conjunta (chicos y chicas debatiendo y compartiendo puntos de vista) los temas relacionados con la salud, la higiene y la alimentación.


Aunque el proyecto Desarrollo Comunitario en Hadapsar no ofrece provisión alimentaria ni sanitaria directa, se abordaron con los y las adolescentes las mejores prácticas de alimentación nutritiva en el Hogar y los pasos a dar para acceder a atención curativa y preventiva en los Centros de Salud Pública. Además, se llevaron a cabo talleres sobre prácticas saludables en higiene personal y del entorno para evitar enfermedades. A diferencia de las actividades de Educación para la Salud orientadas a los más pequeños de la comunidad, en las sesiones con el grupo adolescente se hizo hincapié en el papel de la responsabilidad que viene con la madurez, y la necesaria reflexión sobre cómo algunos comportamientos y costumbres que están en sus manos modificar (como las relacionadas con qué comer, cómo asearse correctamente o cómo cuidar el entorno comunitario) pueden impactar positivamente en el estilo de vida individual, familiar y comunitario.

Para tratar temas más íntimos, se trabajó de forma separada con chicas y chicos. Abordar asuntos relacionados a los cambios físicos, emocionales y psicológicos propios de la adolescencia en un grupo mixto es una tarea casi imposible; a las reservas y los complejos propios de la edad se le suma la condición de “ser mujer en India”, un latente complejo de inferioridad que dificulta la interacción de igual a igual en un grupo mixto.

En estos grupos independientes, Deepti trabajó dinámicas de pensamiento creativo y detección de patrones de comportamientos. El objetivo era que, tanto chicas como chicos, reconocieran en sus reacciones usuales, información falsa, prejuicios o miedos que dirigen su comportamiento. Sólo conociendo y reflexionando sobre sus propios patrones y mecanismos de pensamiento, pueden intentar controlar sus reacciones cuando éstas los dañen a ellos mismos o a quienes los rodean. Con este tipo de dinámicas, se intenta también que los adolescentes reconozcan la presión social o de grupo, y sean capaces de responder a ella con autonomía, especialmente en lo referido a las prácticas sexuales o el abuso de drogas. No hay que perder de vista que, en India, aproximadamente el 35% de nuevas infecciones de VIH ocurren entre los 15 y los 24 años de edad.


Pero además, en palabras de Deepti, “se trabajó también la sensibilización sobre la igualdad de género en el grupo mixto, porque sólo pueden aprender a respetarse si se miran unos a otros”. En el caso de las chicas, además, se discutió en profundidad, y en un ambiente de completa complicidad, el tema del matrimonio adolescente. En el país, el 43% de las niñas se casa antes de los 18 años, y el 13% de ellas se convierte en madre adolescente. Sólo recordándoles a ellas (y a ellos), una y otra vez, que el matrimonio, el inicio de la vida sexual y el embarazo son decisiones que ellas mismas deben tomar, se empieza a generar el valor necesario que requerirán estas jóvenes para defender su autonomía dentro de su familia y su comunidad.

“No vamos a notar un cambio de un día para otro, después de estas sesiones, pero, por lo menos, estamos seguros de que los procesos de pensamiento de estos muchachos y muchachas se empiezan a transformar, porque han tenido la oportunidad - inexistente en sus entornos más próximos - de comenzar a pensar por sí mismos. Han podido discutir y compartir experiencias, temores y expectativas. Ahora nos toca acompañarlos y atender individualmente sus inquietudes y las inseguridades que seguramente acompañarán a su nueva perspectiva y la forma de verse a sí mismos, resultantes de este programa de Educación Adolescente. Poco a poco, empezarán a tomar nuevas decisiones y nosotros estaremos ahí para apoyarlos”.