La indignación por la violencia contra las mujeres, desatada
recientemente por la muerte de Amanat, una estudiante violada en un autobús de
Nueva Delhi, se ha extendido a Pakistán, donde una niña de nueve años permanece
en estado grave tras ser secuestrada y violada por tres hombres.
La madre de la niña encontró a su hija frente a su casa
ensangrentada y medio inconsciente. Cuando la madre se dirigía a la comisaría,
uno de los violadores la detuvo y amenazó con matarla si decía algo. Tras
regresar a su vivienda, la mujer se encaminó de nuevo a la comisaría y narró
los hechos a la policía, que ha constituido un equipo para detener a los
sospechosos, aunque sin éxito hasta el momento.
Mientras
tanto, en India, las autoridades han empezado a reaccionar ante la ola de
indignación desatada por la violación y muerte de Amanat, y están acelerando la
aprobación de nuevas leyes para castigar los delitos sexuales y los asesinatos
machistas. También han anunciado otras medidas como la ampliación del número de
mujeres policía para atender estos casos y la implantación de una línea telefónica
de ayuda. Pero los manifestantes que han salido a las calles piden más:
reclaman juicios rápidos y penas de muerte para disuadir a los criminales.
Pero la problemática de la mujer en India y varios países
que la circundan, descansa en una mentalidad patriarcal que aprueba y justifica
la violencia de género. Ésta empieza por los abortos selectivos, pues en
general, las familias prefieren tener hijos varones. Cuando nace una niña, las
familias pobres a veces la tiran a la basura o la entierran viva. Tanto el
feticidio como el infanticidio femenino producen un índice de población
masculina y femenina desequilibrado y anti natural.
La preferencia por los hijos varones se debe a que al
casarse, la familia de la novia tiene que pagar una dote a la familia del
novio, y también a que los lazos entre la hija y su familia consanguinea suelen
romperse una vez que se ha casado. Por lo tanto, es común que los recursos familiares
estén destinados a la crianza de los hijos varones, especialmente entre las
clases sociales más desfavorecidas. Los chicos no sólo reciben mejor educación,
sino que se les alimenta y cuida más.
Las oportunidades de las chicas también se truncan al ser
casadas. “Más del 40% de los matrimonios infantiles del mundo ocurren
en India”, según un documento reciente de la ONU. El matrimonio priva a las
niñas de su infancia y de su derecho a la educación, además de hacerlas más
vulnerables a malos tratos por parte de sus maridos, por otra parte aceptados por ellas mismas. En su informe de 2012 sobre los adolescentes en India, UNICEF
encontró que más de la mitad de ellos (el 57% de los chicos y el 53% de las
chicas) encuentran justificable que el esposo le pegue a su esposa.
Mientras que la necesidad de protección a las mujeres y
niñas es dolorosamente obvia, una educación adecuada es absolutamente esencial.
Se necesitan cambios profundos en las actitudes sociales para que las mujeres estén más seguras y se sientan integradas como seres válidos y
auto-suficientes. Ya que los cambios culturales son lentos, mientras antes se comiencen
a sembrar en los niños valores de igualdad, más pronto cosechará la sociedad
india los beneficios de los mismos.
Fuentes: BBC News
El País