Partiendo de un Signo-Gesto que cada niño expresaba, se fue componiendo la obra en Yashodhara. Cada uno expresaba su signo sin ninguna pauta prescrita; un gesto que reconocían como identidad propia en torno el respeto. Luego la obra fue colocada en un lugar del Hogar para que las niñas y niños se reconozcan diariamente y valoren sus habilidades.
Agradecemos a la Fundación Respeto y a Julián Hernández su energía y dedicación, y el entusiasmo y alegría de los niños que nos impulsan para seguir trabajando con Amor y Respeto.