Casi todas las cosas que poseemos son el resultado final de
un complejo proceso conocido como globalización. La globalización tiene el
potencial de generar un mejor nivel de vida para millones de personas, pero
cuando no se controla, puede alimentar la peor clase de condición conocida por
el hombre: la esclavitud moderna. En la actualidad, casi 21 millones de
personas trabajan en condiciones de esclavitud. Muchos proveedores están
explotando el sistema - y las personas - para obtener un beneficio económico.
Se dice que “el desarrollo debe estar por encima de la
política”. Esto puede parecer evidente cuando las cuestiones políticas han
sido resueltas a favor propio, pero para las personas que se encuentran
excluidas del/en el proceso de desarrollo moderno, esto está lejos de ser verdad.
En general, a las personas trabajadoras no se les pide su opinión sobre cuestiones relativas a su propio desarrollo. La sola idea de pedir su opinión sobre un determinado proyecto en su vecindario parece un tanto
absurdo. En India, ni el crecimiento ni el desarrollo están regulados
democráticamente. Los aportes de los supuestos “beneficiarios” brillan por su
ausencia.
Si el desarrollo fuera genuinamente participativo,
representaría las opciones políticas reales de las comunidades. Las mujeres de
las tribus adivasi, por ejemplo, que tienen que caminar largas distancias a
fuentes de agua, no tienen voz ni voto en las políticas sobre el agua. No se
consulta a ningún grupo social trabajador antes de imponer políticas de
globalización a sus vidas y medios de subsistencia, a pesar de no
haber pedido ser globalizados.
El tránsito de dar prioridad a las personas en vez de a las
máquinas, y de fabricar de manera ecológica, es un reto interesante. Dada la
enorme y creciente mano de obra en India, el desarrollo debería ser impulsado
desde el empleo en vez de serlo desde la desigualdad o las exportaciones, además
de ser gestionado por las comunidades rurales, que son el corazón del país. Los
consejos rurales comunitarios tendrían que tomar decisiones relacionadas con el
bienestar local y la ecología, de manera sana y consensuada.
Gracias a su diversidad sin precedentes, sus flexibles tradiciones
y enorme tamaño, India es uno de los países del mundo donde se puede forjar una
alternativa a la industrialización auto-destructiva. En la búsqueda de
soluciones para los efectos perniciosos de la globalización, India podría ser
pionera, pero si no es fiel a sí misma, inevitablemente seguirá a Occidente y al
resto del mundo hacia un abismo fácilmente predecible.
Fuentes: infochangeindia
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