lunes, 4 de febrero de 2013

TRATA DE PERSONAS



La trata de personas es muy común en India. Las jóvenes son vendidas diariamente como trozos de carne en el mercado y obligadas a aceptar su "destino".

Sony quería empezar una nueva vida lejos de los abusos de su marido alcohólico. La paga que recibía por su trabajo en la granja no era suficiente para alimentar a sus hijos, esposo y suegros. A pesar de que entregaba a su marido todos sus ingresos diarios, éste le pegaba a menudo y ella no se atrevía a quejarse.

Los "agentes de la ciudad", en realidad traficantes de mujeres, se enteraron de su situación y la convencieron de que se fuera a trabajar a la ciudad. Sin sospechar lo que la esperaba, Sony dejó su antigua vida atrás, acompañada por sus tres hijos. Soñaba con una nueva vida que trajera independencia y felicidad para ella y sus hijos.

En la estación de tren, escuchó una conversación telefónica en la que uno de los agentes recibía instrucciones sobre dónde y cómo llevarla. Con los billetes de tren en la mano, el agente le dijo "No te preocupes. Ya te acostumbrarás; eres guapa y ganarás mucho dinero". Añadió que su hija también estaría en el "mercado", pero que no empezaría a trabajar hasta que tuviera la edad suficiente.

Sony pidió ir al baño, llevó consigo a su hija de cinco años y le dijo: “Adonde yo voy no quiero que vayas tú, duérmete aquí… volveré". Sony tuvo que volver con los agentes, ya que no soportaba la idea de éstos estuvieran con sus otros dos hijos. El tren estaba a punto de salir y los agentes se apresuraron a subir con Sony y los dos niños. No tuvieron tiempo de pensar en Payal.

Cinco días más tarde, la fundación Hope of Glory encontró a Payal en la estación de trenes. Se había salvado del tráfico sexual gracias al sacrificio de su madre y su rápida acción. Por desgracia, su madre ya había sido atrapada. Se contactó a los parientes de Payal en la aldea, pero nadie la quería de vuelta. Tal vez era mejor para ella no volver con familiares que probablemente le ofrecerían una vida de abusos y privaciones.

Hay demasiadas mujeres y niñas en la situación de Sony y Payal. Existen leyes, pero la corrupción es incontrolada. Su esperanza reside en personas que pongan manos, mentes y corazones a laborar para que las mujeres se atrevan a concebir otra manera de vivir, y dispongan de las herramientas necesarias para hacerlo.

Es hora de ponerse a trabajar.


Fuente: hogfindia