La trata de personas es muy común en India. Las jóvenes son
vendidas diariamente como trozos de carne en el mercado y obligadas a aceptar
su "destino".
Sony quería empezar una nueva vida lejos de los abusos de su
marido alcohólico. La paga que recibía por su trabajo en la granja no era
suficiente para alimentar a sus hijos, esposo y suegros. A pesar de que entregaba
a su marido todos sus ingresos diarios, éste le pegaba a menudo y ella no se
atrevía a quejarse.
Los "agentes de la ciudad", en realidad
traficantes de mujeres, se enteraron de su situación y la convencieron de que
se fuera a trabajar a la ciudad. Sin sospechar lo que la esperaba, Sony dejó su
antigua vida atrás, acompañada por sus tres hijos. Soñaba con una nueva vida
que trajera independencia y felicidad para ella y sus hijos.
En la estación de tren, escuchó una conversación telefónica en
la que uno de los agentes recibía instrucciones sobre dónde y cómo llevarla. Con
los billetes de tren en la mano, el agente le dijo "No te preocupes. Ya te
acostumbrarás; eres guapa y ganarás mucho dinero". Añadió que su hija
también estaría en el "mercado", pero que no empezaría a trabajar
hasta que tuviera la edad suficiente.
Sony pidió ir al baño, llevó consigo a su hija de cinco años
y le dijo: “Adonde yo voy no quiero que vayas tú, duérmete aquí… volveré".
Sony tuvo que volver con los agentes, ya que no soportaba la idea de éstos
estuvieran con sus otros dos hijos. El tren estaba a punto de salir y los
agentes se apresuraron a subir con Sony y los dos niños. No tuvieron tiempo de
pensar en Payal.
Cinco días más tarde, la fundación Hope of Glory encontró a Payal
en la estación de trenes. Se había salvado del tráfico sexual gracias al
sacrificio de su madre y su rápida acción. Por desgracia, su madre ya había sido
atrapada. Se contactó a los parientes de Payal en la aldea, pero nadie la
quería de vuelta. Tal vez era mejor para ella no volver con familiares que probablemente
le ofrecerían una vida de abusos y privaciones.
Hay demasiadas mujeres y niñas en la situación de Sony y
Payal. Existen leyes, pero la corrupción es incontrolada. Su esperanza reside
en personas que pongan manos, mentes y corazones a laborar para que las mujeres
se atrevan a concebir otra manera de vivir, y dispongan de las herramientas
necesarias para hacerlo.
Es hora de ponerse a trabajar.
Fuente: hogfindia