Durante mucho tiempo, las semillas han sido una parte de la herencia cultural de India. En un país donde el 70% de la población todavía vive en comunidades rurales y semi-rurales, las semillas son una parte integral de muchos rituales, ceremonias y festivales que celebran el ciclo de nacimiento, vida y muerte. Conservar semillas ha sido una piedra angular de las tradiciones que hicieron de la agricultura una forma de vida por muchos siglos.
En la década de los 60, esto empezó a cambiar con la llegada a India de la Revolución Verde. La introducción de semillas de alto rendimiento y el uso generalizado de fertilizantes químicos y pesticidas, redujo la diversidad de semillas autóctonas. A medida que los agricultores se han ido alejando de la práctica de guardar e intercambiar semillas con sus vecinos y familiares, sus conocimientos sobre sistemas agrícolas tradicionales se han vuelto irrelevantes.
Adicionalmente, ahora existe la amenaza creciente de semillas modificadas genéticamente (GMO) para cultivos como el maíz, mostaza, garbanzos, patatas, plátanos y otros. Muchos ambientalistas y grupos de agricultores están preocupados por el impacto de las GMO sobre la diversidad biológica de las variedades autóctonas y por los problemas de salud asociados a su consumo.
Tradicionalmente, las mujeres agricultoras han sido las principales guardianas de semillas en India. En temporadas de escasez, pueden identificar raíces y tubérculos para sus necesidades alimenticias y de salud. También son importantes productoras de alimentos, pero no se las reconoce como agricultoras y tienen que luchar para tener derechos sobre la tierra, así como acceso a información y créditos.
El conocimiento que las mujeres agricultoras tienen sobre los recursos naturales, a menudo es devaluado por el estado y los agro-científicos. Por ejemplo, algunas plantas con las que los campesinos pobres de India subsisten durante períodos de escasez, son considerados malezas por las agro-empresas y a menudo se eliminan con herbicidas. A pesar de que las mujeres agricultoras proporcionan mano de obra para la mayoría de actividades agrícolas, las decisiones relativas a la gestión de las tierras de cultivo se encuentran en gran medida en manos de los hombres.
En vista de la creciente imprevisibilidad del clima y del aumento de los gastos de los insumos agrícolas externos, se vuelven fundamentales los conocimientos tradicionales de las mujeres sobre la selección y conservación de semillas y las prácticas agrícolas naturales, que necesitan ser documentadas y promovidas antes de que se olviden por completo. Las semillas son un símbolo de la autosuficiencia y clave para salvaguardar la biodiversidad de los cultivos autóctonos en las granjas pequeñas de toda India.
Fuente: earthisland.org