Un equipo de Voluntarios españoles y las mujeres de la Comunidad del barrio marginal, intercambiaron platos entre sí en una sesión de cocina y degustación. Ambos grupos enseñaron, aprendieron a preparar, compartieron y saborearon recetas de ambos países.
Todos los presentes disfrutaron mucho. El objetivo de la actividad era que las mujeres y los Voluntarios se unieran de más maneras que el simple compartir de comida, ya que al compartir también tiempo y experiencias, cada grupo desarrolló lazos de amistad, confianza y aprecio por el otro.
Durante la transición de la niñez a la edad adulta, las niñas experimentan por primera vez la menstruación, que puede conllevar sentimientos de ansiedad y el deseo de saber más acerca de este fenómeno natural. Sin embargo, las niñas en India no obtienen el conocimiento adecuado debido que es culturalmente inaceptable abordar los temas relacionados con la sexualidad, y debido a la falta de programas de educación sanitaria adecuada en los colegios.
Todas las chicas que asistieron a la sesión estaban inquietas durante la introducción. Al principio se sentían cohibidas, pero fueron relajándose una vez que se abordaron los temas a tratar de una manera abierta y natural.
La sesión incluyó:
El ciclo menstrual
Preparación para la ovulación
Entender el ciclo de la ovulación
Prepararse para el próximo período.
Después de la sesión, las niñas estaban muy contentas y tranquilas con la información que recibieron. Continuaremos planificando sesiones para mejorar la comprensión de este grupo vulnerable sobre temas relacionados, tales como el embarazo y la salud reproductiva.
India no consigue acabar con la práctica de abortos de niñas. Los últimos datos de la ONU son que por cada mil niños que nacen en el país, nacen 918 niñas, un dato que contradice el patrón de la naturaleza. Este desequilibrio puede afectar a toda la sociedad, y pone al país “en situación de emergencia”.
En los últimos años, el Gobierno ha intentado varias medidas para evitar estos abortos selectivos, como prohibir los ecógrafos portátiles para que los padres no puedan saber el sexo del futuro bebé, o restringir las ecografías a los casos que sean médicamente indispensables. Las niñas pequeñas que nacen a familias con pocos medios económicos también sufren más abandono, se las lleva menos al médico y se las alimenta peor que a sus hermanos varones.
Lo que da lugar a esta situación es la visión generalizada de que las niñas son una carga para la familia. Ésta es ésta la mentalidad a transformar. Los padres prefieren tener un hijo varón pues al casarse, su esposa pasará a formar parte de la familia, mientras que las hijas abandonarán el seno familiar. Además, pagar la dote matrimonial de una chica puede suponer una carga económica importante.
Estos factores suponen un obstáculo considerable para el cambio, pero desde la motivación que nos impulsa, deseamos enfrentar este desafío inteligentemente, en camino hacia una sociedad más equitativa, en la que niños y niñas tengan el mismo valor a los ojos de sus padres y ocupen un sitio privilegiado en su corazón.