sábado, 20 de septiembre de 2014

DIFUMINANDO FRONTERAS SOCIALES


Organizaciones civiles aseguran que más de un millón de personas se dedican a vaciar letrinas en India. Recogen y transportan la materia fecal con las manos, sin protección alguna, en un país donde 597 millones de personas no tienen acceso a un váter. Todos ellos pertenecen a la casta más marginada del país, la de los dalits o intocables. Aunque el sistema de división de clases fue abolido en India en 1950, en la práctica todavía existe.

Aunque ha habido intentos por parte del gobierno, de organizaciones y de la comunidad internacional para poner fin a la recolección manual, éstos “se han visto descarrilados por la discriminación y la complicidad local”, según la directora para Asia del Sur de Human Rights Watch. “La gente trabaja vaciando manualmente letrinas porque se da por hecho que su casta debe cumplir este papel y generalmente no puede conseguir ningún otro trabajo”, señala. 

HRW ha constatado que las mujeres no suelen recibir salarios en efectivo sino sobras de comida, grano durante las cosechas o ropa usada, o acceso a terrenos para el ganado, siempre a discreción de las familias a las que sirven. Oxfam Intermon denunció con anterioridad que quienes sí reciben un salario no suelen obtener más de 30 rupias (0,50€) por letrina al mes como mucho. Los hijos de estos trabajadores no reciben educación debido a su extrema pobreza, y muchos de los que sí están matriculados en un colegio acaban por dejar los estudios debido a la discriminación que enfrentan.

Human Rights Watch también alerta de las consecuencias para la salud que la recogida de sustancias fecales conlleva. Náuseas, dolores de cabeza, enfermedades respiratorias y dermatológicas, anemia, diarrea, vómitos, ictericia, tracoma y envenenamiento por monóxido de carbono son algunas. La ONG solicita que el nuevo gobierno emprenda una evaluación exhaustiva de todos los convenios en vigor destinados a dotar a esta casta de ayuda financiera, becas de estudio, asistencia legal, etc.

Sin embargo, lo que necesita transformarse para que no se obstaculice la aplicación eficaz de las leyes son los arraigados patrones culturales de una sociedad que se divide a sí misma en personas con mayor o menor valía. A pesar de ser un proceso lento, debe llevarse a cabo con las personas mismas independientemente de su casta, de manera que los bordes de esta división social se difuminen cada vez más.