lunes, 29 de septiembre de 2014

UNA EXPERIENCIA LLENA DE VIDA


Agosto 2014

Asha-Kiran nos ofreció la posibilidad de trabajar en sus proyectos. La incertidumbre, los nervios, la emoción, la ilusión… cuántas emociones previas. La aventura comenzaba, India nos esperaba y nos abrió sus puertas.

Namaste”: conozco el lugar donde reside el amor, la paz y la bondad. Conozco el lugar donde si tu resides en ese lugar en ti y yo resido en ese lugar en mi, los dos seremos uno. 

Y desde el interior de este lugar; desde sus casas y sus Centros, desde sus mujeres y sus niños, desde la oficina, desde el tráfico y el infernal ruido de los rickshaws… desde ese lugar llamado India, pudimos hacer lo que más nos gusta, enseñar y aprender

Cada mañana conocíamos uno de los Centros de Día. Ahí trabajábamos la estimulación temprana con los bebés y proponíamos actividades lúdicas y cooperativas para que las maestras pudiesen aplicarlas en el aula en torno a las matemáticas, lectura y la educación en valores. Cada colegio, cada niño, cada maestro, cada vida… nos despertaba el interés y más ganas aún por seguir aprendiendo de este desconocido y vecino mundo. Si a la vez, podíamos aportar algo con nuestras ideas y experiencia… ¡qué más se puede pedir!

Después de la comida picante para subir el ánimo y que ninguna echásemos de menos la siesta (¿quién querría perder el tiempo durmiendo?), nos desplazábamos al Centro Comunitario, un Centro vivo de puertas abiertas donde se trabaja con niños y mujeres en pleno slum (barrio marginal). Allí nuestro trabajo, precioso trabajo, se centró en las mujeres. Con ellas realizamos sesiones de juegos, bailes y gastronomía. En ocasiones todos los colores de sus saris se movían a ritmo de rumba y olían a tortilla de patata, y otros días, nuestras pálidas caras bailaban bollywood y disfrutaban del olor del picante.

Durante una semana también pudimos conocer el trabajo en Yashodhara. Se trata de un Hogar y colegio en el que viven y estudian niños de la comarca y niños en situaciones de extrema vulnerabilidad. En este hermoso lugar, arropado por Nori y Nora (dos imponentes montañas), experimentamos el día a día del monzón. 

Trabajamos con los alumnos con el Tangram e hicimos varias sesiones de psicomotricidad, pero quizás el trabajo más importante fue la jornada de formación para el profesorado que día a día trabaja en este lugar. Con ellos conocimos en más profundidad el sistema educativo, y pudimos mostrarles diversas estrategias lúdicas para trabajar conceptos matemáticos. Sin duda, lo mejor de esta experiencia fue vivir en un lugar tan hermoso compartiendo comida, rezos, lluvia y juegos con todos ellos, de ahí nace su belleza.

Aún no nos queda claro qué hemos dejado allí. Sin embargo, de India nos hemos traído todo. Su ruido, alboroto, su entrega, esa ilusión que no olvidan compartir. La experiencia de una calma hasta entonces desconocida e impensable en medio de tanto caos.

Algo nos une a India, algo nos mantiene allí. Una experiencia llena de vida, de emoción y de latidos.

Equipo de Voluntariado de 2014.