La lucha de Asha por asistir a la escuela durante su período, casi le ha costado su sueño de terminar sus estudios.
En India, especialmente en las zonas rurales, la menstruación se considera sucia e impura. Por ello, se desalienta a las jóvenes de asistir a la escuela cuando tienen la regla. La falta de compresas, saneamiento adecuado y baños separados para niñas en las escuelas, agravan el problema, tienen un enorme impacto en la escolarización de las niñas y son las principales razones para el abandono escolar femenino.
"No había privacidad para cambiarme cuando era necesario, y me resistía a pedir permiso para ir a casa", dice Asha. Para algunos padres, además, esta etapa señala la madurez y el momento de que las chicas se casen. "Mis padres querían que dejar la escuela y me casara", agrega Asha, que ahora cursa 1º de Bachillerato.
Habiendo identificado las instalaciones sanitarias y la higiene como necesidades urgentes, el gobierno de Tamil Nadu y UNICEF iniciaron el Programa de Higiene y Gestión Menstrual (MPM) en ocho escuelas secundarias en 2009.
"La mejora de las instalaciones, junto con servicios de higiene adecuados, tiene un gran impacto en la asistencia de las chicas", explica el Especialista en Sanidad e Higiene de UNICEF. El programa se centró en fortalecer la capacidad de alumnas adolescentes como Asha, para desmitificar los tabúes que rodean la menstruación, orientándolas para gestionar su proceso menstrual, proporcionar acceso a compresas limpias, y un lugar para tirar las usadas.
A través de un asesoramiento intensivo individual, los mitos y tabúes sobre la menstruación están en camino de ser disipados. Se han instalado máquinas expendedoras de compresas en las escuelas para promover la privacidad y un acceso fácil. "Después de la introducción del programa, la deserción y el ausentismo se redujo a cerca de cero y ha mejorado el rendimiento de los estudiantes", dice el especialista.
El impacto del programa también se hace sentir en la comunidad. Las niñas se sienten capaces de llevar los mensajes de buenas prácticas de higiene a sus hogares y la comunidad. "Hemos roto la cultura del silencio y podemos hablar del tema con nuestras madres, hermanas mayores y otras chicas de nuestra comunidad. Somos capaces de orientar a otras chicas antes de su primera regla", expresó Ramiah, miembro del equipo de orientación escolar y amiga de Asha.
Exigiendo privacidad para la gestión de sus períodos, las niñas como Asha y Ramiah fueron capaces de convencer a sus padres de construir un váter en casa. Más de treinta familias han construido letrinas después de las persistentes peticiones de las chicas, que poco a poco, están facilitando un cambio social en su comunidad.