viernes, 25 de mayo de 2012

NIÑOS ESCLAVOS



Govind creció con su familia en Nepal, pero después de morir su padre y de haber trabajado como un esclavo durante dos años en su país, llegó hasta la frontera con India a los once años. Sin nada que comer, su único objetivo era encontrar trabajo. Al poco tiempo comenzó a arreglar teléfonos y atender los clientes de un pequeño negocio de telefonía, pero su nueva situación laboral era tan mala como la anterior; su jefe le pegaba, no le pagaba, y no podía dejar la tienda ni siquiera por la noche.

Afortunadamente, Govind pudo escapar del círculo de la esclavitud y la pobreza extrema. “Un día vi pasar una manifestación de niños. Eran de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil. Montaron un mitin justo detrás del patio de la tienda. Un hombre habló de cómo fue liberado de la industria de alfombras. Parecía buena persona y pensé que quizás podría ayudarme. ‘Llévame contigo, mi jefe no es bueno. Si vuelvo ahora me pegará’, le dije. Me aceptaron”.

Kailash lleva 25 años rescatando niños de empleos donde, en el mejor de los casos, reciben míseros salarios y, con frecuencia, sufren todo tipo de agresiones. Insiste en que el problema de fondo está lejos de resolverse, a pesar de los ‘rescates’ de niños-esclavos. “La precariedad económica de las familias las hace entregar a sus hijos a intermediarios que recorren el país, ofreciendo créditos de entre 10 y 20 euros a los más necesitados, a cambio del trabajo de sus hijos. Se llevan a los niños, los colocan en negocios, y las familias no vuelven a ver a sus hijos ni el dinero prometido. Los niños viven en condiciones terribles, como animales. Trabajan hasta 15 horas diarias, y comen y duermen en el sitio de trabajo”, explica Kailash.

Las liberaciones de cientos de niños esclavos en India no son casos aislados en un país donde trabajan 17,5 millones de niños, según datos de UNICEF. Como ejemplo, una redada en Mumbai fue meticulosamente planeada durante semanas. Varias organizaciones localizaron decenas de negocios, donde los menores trabajaban a la vista de todos. Unos 150 agentes peinaron 200 comercios de un barrio céntrico. Con la llegada de los agentes, los dueños de los negocios ordenaron a los chicos a salir corriendo, mientras que a otros los obligaron a esconderse en sótanos y desvanes. La operación culminó con la detención de 42 dueños de negocios y la liberación de 450 niños de entre 6 y 14 años.

Los menores liberados, muchos de ellos con síntomas de desnutrición, volvieron con sus familias, a las que hacía años no veían. La mayor parte de los niños procede de los Estados más pobres del país y del vecino Nepal. Las organizaciones piden al gobierno indio que apoye a las familias necesitadas para que sus hijos no vuelvan a caer en manos de los traficantes.


Fuente: blogia.com