El Día Internacional del Trabajador Migrante se celebra el 18
de diciembre. Fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
el año 2000, teniendo en cuenta el número elevado y creciente de trabajadores migrantes
en el mundo.
Se considera, en primer lugar, como una oportunidad para
reconocer la contribución de millones de trabajadores itinerantes a las
economías de sus países de acogida u origen, y en segundo lugar, para promover
el respeto de sus derechos humanos básicos. Se observa en muchos países a
través de la difusión de información sobre los derechos humanos y las
libertades políticas fundamentales de los migrantes, y mediante el intercambio
de experiencias y el diseño de iniciativas para garantizar su protección.
En India, hay 309 millones de personas que se desplazan
constantemente en busca de fuentes de trabajo y sustento. A pesar de
representar el 30% de la población total del país, los trabajadores migrantes
se encuentran excluidos de la vida económica, cultural, social y política, y a
menudo son tratados como ciudadanos de segunda clase.
Las limitaciones que enfrentan estos trabajadores son muchas:
falta de representación política, viviendas inadecuadas, salarios bajos,
trabajo inseguro o peligroso, acceso limitado a servicios de sanidad y
educación, y discriminación. Desprovistos de identificación legal y de
residencia, no pueden reclamar derechos de protección social y se les excluye
de los programas gubernamentales.
Los niños son el grupo más vulnerable y no reconocido de entre
las poblaciones migrantes. Los niños migran de forma independiente o acompañando
a sus familias. A menudo pierden el acceso a derechos básicos, no asisten al
colegio, sufren riesgos de salud y seguridad, y se ven privados de aportes
críticos necesarios para su desarrollo físico, psicológico y emocional, lo que tiene
un impacto devastador en su desarrollo global.
El derecho a la educación (dentro del marco del Derecho a la
Ley de Educación) de los niños itinerantes se ve amenazado constantemente
pues sus frecuentes desplazamientos impiden una continuidad en su formación
académica. Además, se ven abocados a formar parte de la
fuerza laboral a una edad muy temprana. Los salarios a los que pueden aspirar
son ínfimos o inexistentes, ya que aunque trabajan largas horas, lo hacen como
empleados no registrados e invisibles.
En Pune, ciudad donde Asha-Kiran desarrolla su labor, existe
gran cantidad de proyectos de construcción que atraen a trabajadores migrantes.
Una vez contratados, éstos levantan sus chabolas dentro de los mismos los
sitios de construcción, pero dado que el padre y la madre trabajan, sus hijos
se ven desprovistos de atención durante la jornada de trabajo.
Con el fin de proporcionarles los cuidados que necesitan, y
contrarrestar, a la vez, los muchos obstáculos que afrontan en su desarrollo, Asha-Kiran
establece lazos de cooperación con empresas constructoras. Las empresas
proporcionan el espacio físico donde los niños puedan estar protegidos durante
el día, y Asha-Kiran proporciona las profesoras, formación, cuidados médicos y
dentales, alimentación, y actividades apropiadas a su edad. De esta manera,
nuestro proyecto Centros de Día para la Infancia Itinerante da respuesta a
algunas de sus múltiples problemáticas y labora por propiciar mejores
condiciones presentes y futuras para ellos.