A través de nuestro trabajo con la
comunidad, hemos formado un grupo de apoyo llamado Sahachari, compuesto por
quince mujeres que viven con hombres adictos a sustancias como el alcohol o las
drogas.
Cuando un hogar padece por la adicción de
un miembro de la familia, la situación es especialmente vergonzosa para la
mujer de la casa, que tiende a ocultar sus sentimientos. Pero todas sus
emociones se acumulan, como el vapor de una olla a presión a la espera de salir.
De ahí que cuando estas mujeres se reúnen, hablan abiertamente y desaparece la
timidez.
Se dan cuenta de que todas ellas están en
la misma situación, y no se sienten solas. Nadie habla de las adicciones, sino
de cómo propiciar su propio bienestar. Dada la situación actual de la zona
marginal, las mujeres no pueden curar o controlar las adicciones, pero éstas
afectan a la vida familiar, causan estrés, y las mujeres no pueden concentrarse
en su trabajo. El grupo Sahachari ha sido creado para motivar a las mujeres a
pensar de manera positiva y racional.
El grupo Sahachari (también para madres de
adictos) cree que una vez que acepten su problemática, podrán prepararse para
ayudar a los adictos en su recuperación. En Sahachari las mujeres también opinan
que además de ayudar al adicto, también deben reflexionar sobre su propio
comportamiento irracional y hacer esfuerzos positivos para cambiar ellas
mismas.
El grupo se reúne dos veces al mes, y las
reuniones incluyen compartir experiencias, debates, orientación por parte de
ponentes invitadas y orientación individual. El hecho de que todas respetan la
confidencialidad es muy importante, por lo que todas consideran que ésta es la
plataforma en la que “podemos compartir libremente nuestros problemas, nuestras
vidas”.