Han pasado cinco años desde que el Decreto de Prohibición del Trabajo Infantil de 1986 fuera enmendado para incluir como trabajadores a los niños que trabajan como empleados domésticos, en puestos de té, etc., pero poco o nada ha cambiado para los trabajadores menores de 14 años.
Durante años, se ha sacado a relucir la excusa de la pobreza como la razón por la cual el trabajo infantil no puede ser eliminado en India; incluso los políticos usan este argumento. ¿Justifica la pobreza que los niños sean sometidos a abusos físicos, sexuales y psicológicos? ¿Justifica la pobreza que los niños sean vendidos para ejercer la prostitución? ¿Justifica la pobreza que los niños sean privados de su infancia?
Aunque la pobreza es ciertamente una razón para el trabajo infantil, es un argumento falaz que sea la única. No hay que esperar a erradicar la pobreza antes de eliminar el trabajo infantil. En India, a pesar del Decreto del Derecho a la Educación en vigor desde hace dos años, millones de niños continúan trabajando. La paradoja de dos leyes contradictorias, una que regula el trabajo infantil y otra que obliga a los niños asistir al colegio, dice mucho acerca de la incapacidad o la falta de voluntad del Estado para cambiar el status quo.
¿Y qué pasa con la gran clase media india que ha contribuido y se beneficia de la historia del crecimiento fuera de control? A sabiendas, emplea a niños en sus hogares con el mismo argumento de la pobreza. Más que la inadecuación de la legislación vigente o la bancarrota moral de los responsables de la política, es la clase media la que aprueba y da legitimidad a esta forma moderna de esclavitud llamada trabajo infantil.
Fuente: Save the Children