Evidentemente, en India, las acciones orientadas a este grupo de la población resultan especialmente necesarias y urgentes. A través del proyecto
Desarrollo Comunitario en Hadapsar,
Asha-Kiran tiene la oportunidad de llegar de forma directa a 70 adolescentes de ambos sexos. Para ellos, se organizó el programa de
Educación Adolescente, un conjunto de sesiones dirigidas por
Deepti, nuestra Trabajadora Social, con el objetivo de ofrecer a este grupo de chicos y chicas las herramientas necesarias para pensar su situación (en la comunidad y en la sociedad en general) y actuar sobre ella, modificándola cuando atente contra sus necesidades básicas o su integridad física y moral.
En India, las y los adolescentes tienen que combatir problemas como la desnutrición y la anemia, el embarazo adolescente (y todas las complicaciones asociadas a él: una mayor mortalidad materna e infantil), enfermedades de transmisión sexual incluyendo el VIH, el abuso de drogas, el abandono escolar, el analfabetismo, la depresión, el suicidio, las agresiones físicas y la violencia sexual. Por ello, durante las ocho sesiones programadas para el periodo 2011-2012,
Asha-Kiran optó por enfocar, uno a uno, los temas más urgentes. En primer lugar, se trataron en forma conjunta (chicos y chicas debatiendo y compartiendo puntos de vista) los temas relacionados con
la salud, la higiene y la alimentación.
Aunque el proyecto
Desarrollo Comunitario en Hadapsar no ofrece provisión alimentaria ni sanitaria directa, se abordaron con los y las adolescentes las mejores prácticas de alimentación nutritiva en el Hogar y los pasos a dar para acceder a atención curativa y preventiva en los Centros de Salud Pública. Además, se llevaron a cabo talleres sobre prácticas saludables en higiene personal y del entorno para evitar enfermedades. A diferencia de las actividades de Educación para la Salud orientadas a los más pequeños de la comunidad, en las sesiones con el grupo adolescente se hizo hincapié en el papel de
la responsabilidad que viene con la madurez, y la necesaria reflexión sobre cómo algunos comportamientos y costumbres que están en sus manos modificar (como las relacionadas con qué comer, cómo asearse correctamente o cómo cuidar el entorno comunitario)
pueden impactar positivamente en el estilo de vida individual, familiar y comunitario.
Para tratar temas más íntimos, se trabajó de forma separada con chicas y chicos. Abordar asuntos relacionados a los cambios físicos, emocionales y psicológicos propios de la adolescencia en un grupo mixto es una tarea casi imposible; a las reservas y los complejos propios de la edad se le suma la condición de “
ser mujer en India”, un latente complejo de inferioridad que dificulta la interacción de igual a igual en un grupo mixto.
En estos grupos independientes, Deepti trabajó dinámicas de pensamiento creativo y detección de patrones de comportamientos.
El objetivo era que, tanto chicas como chicos, reconocieran en sus reacciones usuales, información falsa, prejuicios o miedos que dirigen su comportamiento. Sólo conociendo y reflexionando sobre sus propios patrones y mecanismos de pensamiento, pueden intentar controlar sus reacciones cuando éstas los dañen a ellos mismos o a quienes los rodean. Con este tipo de dinámicas, se intenta también que los adolescentes reconozcan la presión social o de grupo, y sean capaces de responder a ella con autonomía, especialmente en lo referido a las prácticas sexuales o el abuso de drogas. No hay que perder de vista que, en India, aproximadamente el 35% de nuevas infecciones de VIH ocurren entre los 15 y los 24 años de edad.
Pero además, en palabras de Deepti, “se trabajó también la
sensibilización sobre la igualdad de género en el grupo mixto, porque sólo pueden aprender a respetarse si se miran unos a otros”. En el caso de las chicas, además, se discutió en profundidad, y en un ambiente de completa complicidad, el tema del
matrimonio adolescente. En el país, el 43% de las niñas se casa antes de los 18 años, y el 13% de ellas se convierte en madre adolescente. Sólo recordándoles a ellas (y a ellos), una y otra vez, que el matrimonio, el inicio de la vida sexual y el embarazo son
decisiones que ellas mismas deben tomar, se empieza a generar el valor necesario que requerirán estas jóvenes para defender su autonomía dentro de su familia y su comunidad.
“No vamos a notar un cambio de un día para otro, después de estas sesiones, pero, por lo menos, estamos seguros de que
los procesos de pensamiento de estos muchachos y muchachas se empiezan a transformar, porque han tenido la oportunidad - inexistente en sus entornos más próximos -
de comenzar a pensar por sí mismos. Han podido discutir y compartir experiencias, temores y expectativas. Ahora nos toca acompañarlos y atender individualmente sus inquietudes y las inseguridades que seguramente acompañarán a su nueva perspectiva y la forma de verse a sí mismos, resultantes de este programa de
Educación Adolescente. Poco a poco,
empezarán a tomar nuevas decisiones y nosotros estaremos ahí para apoyarlos”.