Madhav es un niño tribal cuyo padre se suicidó ante la imposibilidad de pagar sus deudas. Ahora, Madhav pasa sus días labrando su pequeño terreno o trabajando en la granja de la persona que prestó dinero a su familia. A una edad en la que la mayoría de los niños juegan y van al colegio, Madhav es un adulto pequeño que trabaja incansablemente. ¿Correrá la misma suerte que su padre?
Con 12 años y nervioso, Madhav es una sombra de sí mismo, una víctima silenciosa de privaciones que han alcanzado proporciones desastrosas en toda la región de Vidarbha en el estado de Maharashtra, India. Madhav es sólo uno entre miles de otros niños que, como él, han perdido a sus padres por la crisis agraria que se vive en todo el país. Casi sin excepción, los niños de la zona parecen desesperadamente hambrientos. En multitud de hogares, los suicidios han empeorado la miseria. La discriminación con base en clases y castas agrava la situación.
Habiendo dejado los estudios, un niño campesino no tiene ninguna habilidad aparte del oficio que se ha convertido en una terrible pesadilla para más del 60% de la población de India, sobre todo para los que practican una agricultura de subsistencia que depende de las lluvias. La mayoría de los niños de hogares devastados por un suicidio se ven obligados a ser granjeros, y abrazan el mismo sistema que se ha tragado a sus padres.
Entonces, ¿qué futuro aguarda a la India rural? Uno muy sombrío, si no se ignoran las experiencias de miles de adultos y niños campesinos. Aunque los agricultores ponen alimentos en los platos de los demás, la mayoría de ellos apenas puede alimentar a sus propios hijos. Las niñas son las más vulnerables; muchas viven con la culpa de que cuando se casen, sus padres tendrán que pagar una dote. En Amravati rural, una joven de 18 años de edad explicó con letra clara en su nota de suicidio que si no moría ella, era casi seguro que lo haría su padre.
Mientras diversas iniciativas políticas y sociales se quedan en nada, los agricultores de Vidarbha van de mal a pero en cuanto a ingresos, técnicas agrícolas, diversidad, seguridad alimentaria, salud y estatus social. En los últimos años se han dado cerca de 5.000 suicidios de agricultores solamente en Vidarbha. Aquellos que siguen intentándolo tienen pocas esperanzas de sobrevivir.
A pesar de algunas intervenciones del gobierno, las anomalías estructurales no se han abordado adecuadamente, ni se han comprendido las dimensiones humanas de la crisis agraria. Datos del Departamento Nacional de Registros Criminales muestran que hubo más de 40.000 suicidios de agricultores en el estado de Maharashtra entre 1995 y 2007. La cantidad de familias y niños afectados por estos suicidios es impactante.
Vista dentro del contexto de los Derechos del Niño, la tragedia de los niños en el campo plantea la pregunta: ¿cómo defender los derechos de los niños a la supervivencia, a la protección, al desarrollo y la participación, cuando el problema aún no se ha reconocido debidamente?
Cuando Rahul Gandhi (Vicepresidente del Partido del Congreso Nacional de India) recorrió la zona, le preguntó a un niño cuál era su sueño. Un campesino que estaba cerca le dijo: “No les pida a soñar, pídales que enfrenten la realidad. No tienen derecho a soñar”. Gandhi, sorprendido, le sugirió amablemente que no fuera tan pesimista. El agricultor insistió en que era mejor enfrentarse a la realidad que soñar, porque lo primero les ayudaría a comprender y superar los problemas.
Fuente: infochangeindia