lunes, 18 de noviembre de 2013

NIÑAS A LA VENTA


Un granjero y padre de familia que pasaba grandes apuros económicos, pensó que era una buena idea enviar a su hija de 16 años a Nueva Delhi cuando le ofrecieron un trabajo allí.  Según cuenta, “Se subió a un tren y me dijo: Padre, no te preocupes por mí, volveré con suficiente dinero para que puedas casarme”.

Nunca más tuvo noticias de ella. Añade que “La policía no nos ha ayudado en nada. Una vez fueron a casa del traficante, pero no lo arrestaron. No me tratan bien cuando voy a hablar con ellos, así que ahora tengo miedo de ir”.

Mientras, en un barrio marginal de Calcuta, un hombre se gana la vida vendiendo niñas. Aunque no quiere dar su nombre, no le importa hablar abiertamente sobre su negocio. “He ganado mucho dinero porque hay mucha demanda de niñas trabajadoras y prostitutas menores de edad. Ahora tengo tres casas en Nueva Delhi”, dice. “Vendo entre 150 y 200 niñas al año, de los 10 a los 17 años. Les decimos a los padres que vamos a conseguir trabajo para las chicas en Nueva Delhi y luego las llevamos a las agencias de colocación. Lo que les pase después no es asunto mío”, dice.

El traficante afirma ganar 55.000 rupias (alrededor de €650) por cada niña. Los políticos locales y la policía parecen facilitar las cosas. “La policía sabe muy bien lo que hacemos. Tengo que informarles cuando estoy entregando una chica y pago sobornos en todas las ciudades. He tenido problemas con las autoridades, pero no tengo miedo. Si voy a la cárcel, tengo suficiente dinero para pagar la fianza”.

En Bengala Occidental, el director de la Unidad de Investigación Criminal encargada de combatir la trata de menores, describe la corrupción policial como “negligente” y dice que su unidad está “totalmente decidida” a combatir la trata de niñas. “Organizamos campamentos de formación y campañas de sensibilización. Hemos rescatado muchas menores y vamos a seguir luchando”, asegura.

“Cambiar la forma en que trabaja la policía no es suficiente. Después de rescatar a una niña, ¿qué hacemos?”, se pregunta un representante de una ONG. “Lo que necesitamos es una rehabilitación rápida. Necesitamos sistemas sociales y legales que funcionen.” Añade que hacen falta tribunales rápidos que eviten que el acusado salga en libertad bajo fianza con tanta facilidad.

Aún si se redujera la corrupción en gran medida, seguirían existiendo millones de menores y padres de familia sumidos en la pobreza y luchando por sobrevivir. Una solución duradera debe, necesariamente, tomar en cuenta el origen del síntoma social, en vez de sólo intentar paliar el síntoma en sí.


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Fuente: elteologillo