Rajendra Singh, conocido popularmente como “El hombre del agua de India”, comenzó a trabajar en la década de los 80. Su idea inicial fue construir centros de salud en zonas rurales, pero tras convivir con los aldeanos, descubrió que el agua era una necesidad mucho mayor. Por sus esfuerzos y logros, ha sido galardonado con el Premio del Agua de Estocolmo 2015.
La falta de agua estaba provocando un éxodo de gente joven, quedándose atrás mujeres, ancianos y niños que tenían que valerse por sí mismos. Los pozos de los alrededores estaban secos y no prosperaba ninguna cosecha, por lo que Singh decidió centrarse en buscar soluciones. Con la ayuda de los aldeanos, comenzó a construir versiones modernizadas de los tradicionales embalses de barro (johads) que entraron en desuso durante la época colonial.
Veinte años de trabajo continuado han posibilitado el acceso al agua a más de 1000 aldeas en todo Rajastán, y se han construido más de 8.600 johads y otras estructuras similares. Como consecuencia, muchos ríos han recuperado su caudal, la masa forestal ha aumentado y están reapareciendo algunas especies de animales. Debido a la recogida del agua de lluvia, y al haberse recuperado las aguas subterráneas, el riesgo de sequías o inundaciones ha disminuido casi a cero en el que fuera el estado más seco de India.
“El modo en que hemos trabajado es una vía para solucionar el tema de las sequías e inundaciones a nivel global, por lo que consideramos que el impacto de este trabajo es tanto a nivel local y nacional como internacional. Cuando comenzamos, sólo estábamos tratando de solucionar la crisis del agua potable en Rajastán. Hoy en día, nuestro objetivo es mayor. Estamos en el siglo XXI, el siglo de la explotación, la contaminación y la usurpación. Poder detener todo esto, convertir la guerra del agua en la paz, ése es mi objetivo en la vida”, dice Rajendra Singh.
Fuente: thebetterindia.com