“Mangala” fue rescatada por las mujeres que están al frente de la ONG The Banyan, que acoge a mujeres de escasos recursos con diferentes enfermedades mentales, la mayoría abandonadas en las calles. Mangala, que sigue un tratamiento para el trastorno bipolar severo que la apartó de su familia, cuenta que “En los primeros meses no tenía la menor idea de cómo lidiar con la vida. Aquí encontré una segunda oportunidad, una segunda vida. Es el mayor regalo que cualquiera de nosotras puede tener”.
El Centro de Tránsito de la ONG, Adaikalam, no es un hospital psiquiátrico al uso. Las mujeres tienen libertar para ir y venir, conversar, caminar, llorar, jugar, o hacer tareas varias. Una de las responsables del Centro destaca que “Nos interesa que la atención mejore, tanto para hombres como para mujeres, pero es cierto que la mujer, sobre todo en nuestra sociedad, es especialmente vulnerable. De hecho, a muchas de ellas las encontramos semidesnudas, tiradas en la calle, con claras evidencias de haber sido abusadas sexualmente”.
En la terraza, varias mujeres cosen a máquina bolsos y carteras, otras confeccionan almohadas o tejen minuciosamente cestos de fibras naturales. Éstos son algunos de los productos que se venden en la tienda del Centro, permitiéndoles generar su propio ingreso económico. Uno de los grandes desafíos ha sido encontrar alternativas para las enfermas que, por diferentes motivos, no pueden o no quieren regresar con sus familiares. Para ellas, la organización ha desarrollado un programa de Hogares Comunitarios donde viven seis o siete mujeres que se desenvuelven independientemente mientras continúan sus tratamientos supervisados por The Banyan.
En India, “Los servicios destinados a la salud mental son en su mayoría inadecuados; tienden a tratar estos trastornos sin tener en cuenta un complejo contexto económico y social. Estas enfermedades están íntimamente ligadas a la pobreza, y en India cerca del 70% de la población vive con menos de dos dólares al día, a la vez que 1.8 millones de personas se encuentran sin techo”, apunta la fundadora de The Banyan.
Queda mucho por dar y recibir en la familia humana.
Fuente: elpais.com
El Centro de Tránsito de la ONG, Adaikalam, no es un hospital psiquiátrico al uso. Las mujeres tienen libertar para ir y venir, conversar, caminar, llorar, jugar, o hacer tareas varias. Una de las responsables del Centro destaca que “Nos interesa que la atención mejore, tanto para hombres como para mujeres, pero es cierto que la mujer, sobre todo en nuestra sociedad, es especialmente vulnerable. De hecho, a muchas de ellas las encontramos semidesnudas, tiradas en la calle, con claras evidencias de haber sido abusadas sexualmente”.
En la terraza, varias mujeres cosen a máquina bolsos y carteras, otras confeccionan almohadas o tejen minuciosamente cestos de fibras naturales. Éstos son algunos de los productos que se venden en la tienda del Centro, permitiéndoles generar su propio ingreso económico. Uno de los grandes desafíos ha sido encontrar alternativas para las enfermas que, por diferentes motivos, no pueden o no quieren regresar con sus familiares. Para ellas, la organización ha desarrollado un programa de Hogares Comunitarios donde viven seis o siete mujeres que se desenvuelven independientemente mientras continúan sus tratamientos supervisados por The Banyan.
En India, “Los servicios destinados a la salud mental son en su mayoría inadecuados; tienden a tratar estos trastornos sin tener en cuenta un complejo contexto económico y social. Estas enfermedades están íntimamente ligadas a la pobreza, y en India cerca del 70% de la población vive con menos de dos dólares al día, a la vez que 1.8 millones de personas se encuentran sin techo”, apunta la fundadora de The Banyan.
Queda mucho por dar y recibir en la familia humana.
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