viernes, 11 de septiembre de 2015

UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE


Somos Miren y Lorea.

En agosto pasado, fuimos preparadas a desarrollar nuestro proyecto “la comunicación a través de los sentidos“, en los proyectos de la Fundación Asha-Kiran en Pune, y así ha sido. Qué felices éramos con los niños en nuestras sesiones de trabajo cuando poníamos en marcha la música, las canciones, la mímica, el movimiento, la voz… es decir, la expresión corporal y la comunicación a través de todos nuestros sentidos.

No importaba la lengua, lo hacíamos en euskara (nuestra lengua), en inglés y pequeñas traducciones de las profesoras en marathi. Todos nos divertíamos, no sólo los niños, sino las madres cuando venían a darles de mamar a los pequeños, o al mediodía cuando los padres se acercaban al Centro. También los responsables o adjuntos de la construcción sacaban fotos viendo aquellas sesiones de tanta alegría.

Fundamentalmente hemos trabajado en los Centros de Día, es decir, en el chabolismo habitable en torno a las obras en construcción. Aquellas familias nos merecían muchísimo respeto y admiración. Padres y madres trabajando duramente en la construcción a cambio de muy poco. Niños que cualquier cosa que les ofrecíamos (folios para trabajar, globos trabajando los colores, el juego, la motricidad...), era mucho porque no tenían nada.

Había mucho amor y afecto en nuestras relaciones, es así como todas las madres querían que acogiéramos en nuestros brazos a sus peques. Posiblemente sentían nuestra estima y cariño hacia ellas (valor imprescindible en todo ser humano). Nos costaba mucho tiempo y dificultades llegar a los lugares, las direcciones se hacían difíciles tanto para el rickshaw (taxi de tres ruedas) como para nosotras... pero en cuando entrabamos en los pequeños Centros, nuestra felicidad era total.

También hemos realizado sesiones en la Guardería de A-K en una comunidad marginal. Aquí, tuvimos mejores condiciones de trabajo y una relación muy bonita con los chiquitines y también con sus mamás, en una sesión conjunta.

Después de nuestros días intensos en la urbe, pudimos ir a la montaña para vivir la experiencia en el Hogar Yashodhara. Aquí respiramos naturaleza pura, un entorno sencillo pero lleno de niños y jóvenes llenos de vida. Estaban realizando competiciones deportivas y éramos una o más en todos sus juegos y competiciones. Lorea era jugadora de fútbol y disfrutó mucho con todos los chicos; también participamos en voleibol...

A las tardes hacíamos meditación con ellas y ellos en su espacio-habitación. Niños deseando relacionarnos con nosotras, sus preguntas (es curioso) sobre todo tenían que ver con nuestras familias. Un grupito de niñas mayores nos hicieron unos preciosos tatuajes con henna en los brazos, piernas y también en el hombro. Fue una sesión encantadora en ese atardecer-noche. Nos encariñamos mucho con todos ellos. Empatizábamos con sus miradas, expresiones... Una pequeña mención es que tuvimos una relación muy bonita con la Madre (tutora) de todos ellos. Yo especialmente me sentí muy identificada con ella y así ella también disfrutó mucho con nosotras.

Como conclusión, decir que hemos venido muy afectadas por la experiencia; una experiencia amorosa y afectiva sobre todo. Hemos disfrutado, embarrunado e implicado a tope con los niños, siendo uno más con todos ellos. Nos ha marcado mucho la injusticia social que existe en el país. Llevamos en nuestros corazones a todos los seres pequeños y grandes con los que nos hemos relacionado. Y a pesar de la distancia los sentimos muy cerca… su imagen, su sonrisa, su bondad, su gran cariño...

Una experiencia inolvidable.