Todos tomaron parte íntegramente en actividades como la preparación de un festival de danza, música y teatro. También se realizaron juegos, competiciones y exhibiciones de magia. Con o sin discapacidades, nadie se quedó sin participar. Durante tres días, los residentes desayunaron, comieron y cenaron juntos en el templo de Sai Baba ubicado en el campus.
Los niños de Yashodhara prepararon una danza tribal llamada Naga, proveniente de la región de Assam en el noreste de India, confeccionando ellos mismos los detalles de sus trajes y haciendo una coreografía muy completa y enérgica. Los más pequeños representaron una danza religiosa llamada Namana, que es un saludo al dios Ganesha.
Ha sido una experiencia muy enriquecedora para los niños; les ha permitido desarrollar sus habilidades y fortalecer su autoestima. La cooperación con las diferentes entidades ha estrechado lazos de amistad y fraternidad, ya que no se ha diferenciado a ningún colectivo ni subestimado su potencial.