martes, 27 de marzo de 2012

NIÑAS DE CIRCO

Nepal es uno de los países más pobres del mundo, y la frontera que comparte con India ha facilitado que florezca un lucrativo tráfico de menores que trabajan en circos de la potencia vecina.

Sarwati es un caso típico: con ocho años fue vendida a un circo indio para hacer juegos malabares; con catorce la forzaron a casarse y hace dos, cuando se quedó viuda, los hermanos de quien fue su marido comenzaron a maltratarla. En su ayuda llegó una organización que trabaja por rehabilitar las menores empleadas en circos de India, donde hay cientos de niñas nepalíes en condiciones deplorables tras ser vendidas por sus padres.

Según el promotor de la ONG, unas 350 niñas fueron rescatadas entre 2004 y 2011 después de realizar inspecciones en una treintena de circos en el norte de India. "Las chicas son un blanco fácil para los traficantes, ya que en la mayoría de los casos pertenecen a familias disfuncionales y con entornos empobrecidos", afirma. Aunque existe amplia documentación sobre la venta de niñas nepalíes menores de diez años a prostíbulos, se desconocía el tráfico de menores destinadas a India, donde existe una gran tradición circense. "Las niñas de piel clara y vestidas con poca ropa tienen un aspecto muy exótico en India", afirma el promotor.

En 2002 la ONG encargó un estudio que reveló que las menores vendidas a los circos tenían una media de ocho años en el momento de la transacción. Muchas padecen violencia física y psicológica en un ambiente en el que no son desconocidas las violaciones. La situación es muy diferente de la que prometen los agentes a los padres de las niñas: los convencen para que firmen contratos ilegales en los que perfilan un futuro de fama y prosperidad para sus hijas, pero lo primero que piden las niñas cuando las rescatan, es que les den de comer.


En la actualidad, la ONG acoge a unas 400 menores. Entre ellas hay algunas recogidas de la calle y otras que, tras su "liberación", reciben clases por profesionales del circo. "Se trata de una experiencia mágica y muy especial", dice la artista que se ocupa de los entrenamientos y que afirma sentirse sorprendida por la energía y alegría que rebosan las jóvenes, en particular, aquéllas que han decidido de manera voluntaria volver a actuar como la propia Sarwati, que dice: "Ahora lo hago por diversión y disfruto".

Fuente: terra