jueves, 14 de mayo de 2015

UN NIÑO DE LA CALLE EXCEPCIONAL


La vida le enseñó muy pronto a sobrevivir sin nada. Con sólo cinco años, Amin Sheikh se marchó de su barrio para “acomodarse” en una vieja estación de tren. Además, al unírsele muy pronto su hermana menor, tuvo que aprender a cuidar de dos personas. Poco tiempo después, le robaron todo lo que tenía, lo violaron, y raptaron a su hermana para obligarla a prostituirse en el barrio rojo. Al igual que Amin, la ONU calcula que unos 150 millones de niños viven a la intemperie en el mundo.

Ayudada por un taxista, su hermana consiguió escapar de sus captores. Al comprender Amin el grave riesgo que corrían y ayudado por una monja, aceptó vivir en un orfanato donde al menos tendrían cubiertas sus necesidades básicas. Amin cuenta que aunque la casa de acogida no les facilitó demasiadas comodidades, él la percibió como “el hogar que siempre había soñado”. Aquella monja los libró de la probabilidad de morir en las calles como otros muchos: enfermos o víctimas de los pandilleros y las drogas. Una serie de nefastas circunstancias llevaron a Amin hasta una vida de hambre y vejaciones, pero si todo esto no hubiese sucedido, ahora no estaría apoyando a otros niños en la misma situación.

Actualmente, Amin es un hombre de negocios, tal y como se define. Además de haber creado un orfanato, su sueño es abrir una cafetería que dé empleo a los chicos a quien ha acogido y que, siendo ya mayores de edad, continúan sin opciones de trabajo. De esta manera, evitará que retornen a las calles. También desea ofrecerles un lugar donde los ‘artistas’ puedan exponer sus obras y crear una lista de espera mediante la cual los dueños de negocios de la ciudad puedan contratar a estos jóvenes.

Para desarrollar el proyecto que tiene en mente, cree necesitar alrededor de 300.000€, algo que a pesar de conllevar dificultades, no parece imposible para alguien como él. De hecho, cree haber resuelto el tema contando la historia de su vida en un libro. Con su novela, ya lleva unos 40.000€ recaudados y todo parece indicar que esta cantidad seguirá creciendo. Su obra auto-biográfica “La vida es la vida: soy gracias a ti” ya ha sido traducida a cinco idiomas.

A inicios de 2003, la persona para quien Amin trabajaba de chófer y a quien describe como el padre que nunca tuvo, decidió llevarlo con él a Barcelona. Durante ese viaje comenzó el proceso que, años más tarde, emociona a todo aquél que conoce su historia. Todos los amigos que iba haciendo en Barcelona le animaron a escribir lo que había vivido durante los años más duros de su vida. Amin se dio cuenta de que no tenía que conformarse con la triste realidad que había vivido hasta entonces.

Cuando no está viajando, Amin se ocupa de mostrar Mumbai los turistas: el lado más auténtico de la ciudad y que él bien conoce. Esta actividad, además de procurarle fondos para su proyecto, le sirve también para conocer a extranjeros que a menudo se ofrecen para divulgar su obra en sus países de origen. Dice, “Si he sobrevivido a todo lo que me ha pasado hasta ahora, podré también con todo lo que el futuro me depare”.

Amin reconoce que no va a cambiar el mundo, pero sabe que su granito de arena puede, junto con otros muchos, servir para crear algo mejor, y el mero hecho de que un solo niño mejore sus expectativas gracias a sus esfuerzos le da motivos para seguir adelante.

Fuente: elpais.com