lunes, 16 de julio de 2012
NO VA COMO LA SEDA
Es fácil conseguir dinero a cambio de trabajo infantil en la industria de la seda en India. Como la cantidad que se ofrece en préstamo - entre 40 y 350 Euros - es más alta que en cualquier otra industria, los padres se sienten alentados a ofrecer a sus hijos como pago de manera rutinaria.
Según la Coalición del Sur de Asia, 80 millones de niños han sido secuestrados o forzados por sus propios padres para saldar deudas familiares o como pago de préstamos con altos intereses.
Leela pidió prestadas 2,000 rupias (30€) para poder reparar su casa. Como garantía, ofreció a su hijo de diez años para trabajar doce horas al día en un telar local y pagar así su deuda. El trabajo del niño consistía en estirar las mallas del telar y alimentar manualmente los hilos para hacer los diseños de saris de seda, ganando la miserable cantidad de 10 rupias (15 céntimos) al día.
La mayoría de las familias que nutren el mercado de trabajo de menores se encuentran por debajo de los límites de pobreza, pero la razón principal de esta práctica parece ser la avaricia, no la pobreza. Las madres siempre expresan remordimiento, pero el uso de mano de obra infantil barata continúa. Además, según The Times of India, los contratistas estafan a los campesinos comprando los capullos de seda por tan sólo 150 rupias (3€) por kilogramo.
Aquéllos con intereses creados argumentan que la pobreza aumentará si la seda deja de venderse, pero si tal patronato a lo largo de las generaciones hubiera mejorado el estándar de vida de los más necesitados, los padres no continuarían sentenciando a sus hijos a largas jornadas de trabajo por cantidades tan miserables.
Hoy en día, la mayoría de los ‘esclavos’ son mujeres y niños incapaces de liberarse de condiciones de trabajo infrahumanas, mientras muchas naves industriales del supuesto mundo civilizado continúan atestadas de seres inocentes - humanos y no-humanos - destinados a la explotación o la exterminación.
Fuente: ivu.org